viernes, 27 de abril de 2007

El vampiro en la literatura


Durante los siglos XVII y XVIII varias oleadas vampíricas (probablemente incidentes de epidemias e histeria colectiva) barrieron numerosos países de Europa Oriental. Esto produjo un interés generalizado en los vampiros, que llegarían a ser comentados por personajes de la talla de Descartes y Rousseau.

Uno de los autores más importantes que han trabajado el vampirismo fue el monje benedictino francés Dom Augustin Calmet (1672-1757), abad de Senones, destacado exégeta e ideólogo de la Inquisición que escribió, entre otras muchas obras, un libro titulado El Mundo de los Fantasmas. En él se incluye el ensayo que lleva por nombre Negociación y explicación de la materia y características de los Espíritus y los Vampiros, y así de los retornados de la muerte en Hungría, Moravia, etc. Con esta obra, Calmet realizó la primera diferenciación clara entre los vampiros, por una parte, y los demás espíritus y demonios, por otra. El distinguido abad se preguntaba en este estudio si el vampiro está realmente muerto, mediante qué mecanismo es capaz de escapar de la tumba, y qué clase de energía mueve su cuerpo. Llegó a la conclusión de que, a pesar de su naturaleza maligna, los vampiros son seres creados por Dios. E indicó que el mero hecho de ser pagano era causa insuficiente para convertirse en vampiro, pues de lo contrario los romanos y griegos, que adoraban a dioses paganos, se habrían transformado todos en vampiros.

Otro autor famoso que trató el tema del vampirismo fue Montague Summers (El Vampiro en Europa, publicado por primera vez en 1929), quien realiza un recorrido de la presencia vampírica a lo largo de la historia, desde la Antigua Grecia hasta la época moderna, a través de los diversos países de Europa.

El legendario poeta inglés Lord Byron (1788-1824) escribió el poema épico The Giaour (1813). Aquí ya está presente la combinación del horror y de la lujuria que el vampiro siente y el concepto de los no-muertos que pueden pasar su maldición a los vivos. En 1816, Byron pasaba unos días en las orillas del Lago Leman (Suiza) junto a un amigo, el médico John William Polidori. Mientras se hallaban en lugar tan paradisíaco, dieron una fiesta a la que acudió el reconocido poeta Percy Shelley y su última mujer, Mary. Entonces se desató una tormenta alpina, y se vieron obligados a permanecer en el interior de la casa, contando historias de miedo. En un determinado momento, el ambiente se caldeó por el alcohol y varios de los presentes se retaron a escribir la mejor historia de terror y misterio de todos los tiempos. Mary Shelley empezó en ese momento a escribir la famosísima novela Frankenstein, un mito mefistofélico de nuestro tiempo; Byron redactó el citado fragmento, pero no llegó a completar la obra. Su amigo Polidori lo incluiría después en El Vampiro, un Cuento, novela publicada en 1819; irónicamente, la propia vida de Byron se convirtió en el modelo para el «señor Ruthven», el protagonista. Una secuela no autorizada de esta novela es llamada Lord Ruthwen ou les Vampires (1820) del autor francés Cyprien Bérard, la cual fue adaptada por Charles Nodier en el primer melodrama de vampiros teatral. También a principios del siglo XIX se estrenó en Leipzig la ópera Der Vampyr, escrita por Heinrich Marschner. Era el año de 1828.

Drácula personifica la fascinación de lo prohibido y es una figura simbólica clásica para la sexualidad reprimida de todas las sociedades que oprimen de un modo u otro esta manifestación de la naturaleza humana; específicamente, la sociedad victoriana que Bram Stoker sufrió, era tan represora de la sexualidad que sólo era una cuestión de tiempo que Drácula renaciese.

La capa de terciopelo o cuero negro en el exterior y seda roja en el interior, quizás el más característico de los leit-motifs vampíricos, fue añadido por Hamilton Deane en 1924 para simbolizar al murciélago. Bela Lugosi, el actor que más brillantemente ha representado el papel del vampiro, exigió y consiguió que se le enterrara envuelto en su capa. Y hablando de actores, Drácula apareció en el teatro por primera vez en 1897, con la obra Drácula, o el No-Muerto escrita por el propio Bram Stoker. La première tuvo lugar en el Royal Lyceum Theatre de Londres. Más popular resultó la versión del ya mencionado Hamilton Deane, estrenada en 1923. El musical Tanz der Vampir se sigue representando en Viena.

martes, 10 de abril de 2007

Literatura Gotica


En la Edad Media el mundo se concebía dividido en dos partes: el Mundo de los Humanos y el Otro Mundo. El Mundo de los Humanos era el que los hombres y mujeres vivían, trabajaban, etc., y el Otro Mundo era aquel donde residía todo lo maligno y donde podíamos encontrar cosas que no había en el otro lado.

Este concepto queda magistralmente reflejado en los poemas épicos de la época, cuyo mayor exponente es el de los Caballeros de la Meza Redonda. Los héroes de estos poemas épicos traspasaban la línea que separaba los dos mundos con el propósito fundamental de acabar con los elementos del otro lado. Pero cuando el héroe iba al Otro Mundo siempre tenía que sacrificar algo: una parte física de su cuerpo, el alma, la persona amada, su propio confort, etc. Así, cuando regresaba de vuelta al hogar el héroe había cambiado, ya no era el mismo física o psíquicamente, incluso podía cambiar la relación con su antiguo ambiente. Esta pérdida obedecía a razones de equilibrio entre los dos mundos, no se podía cambiar algo en uno de los lados sin que hubiese consecuencias en el otro.

Hasta el siglo XX no se estudiaron estas historias intentando establecer una estructura que las relacionase. Pero en 1949, Joseph Campell desarrolló el patrón estándar de las aventuras del héroe, donde se puede observar perfectamente el concepto de los dos mundos que se tenia en el medievo.

Sin embargo, con la instauración definitiva del racionalismo en los siglos XVII y XVIII este modo de pensar cambia. Ahora todo se explica bajo los preceptos de la razón. Fenómenos que antes no tenían explicación ahora si la tienen, por ejemplo: ¿porqué el sol y la luna parecen más pequeños de lo que realmente son? o ¿porqué una pajita parece estar doblada cuando la metemos en un vaso que esta medio lleno de agua?. En este momento el mundo racional va comiendo terreno al Otro Mundo, lo va eliminando, ya que la mente del hombre racionalista solo puede aceptar sus elementos como pura superstición.

Finalmente el mundo de lo maligno y perverso queda relegado a la función de entretener. Esto causaría un desajuste entre los dos mundos que dejarían de estar equilibrados, lo que provocaría que hubiese consecuencias...

Curiosamente a comienzos del siglo XVIII se crea una ambigüedad en el pensamiento racionalista. Los hombres racionalistas, que se suponía tenían que estar satisfechos con el periodo de la ilustración y de las luces en el que vivían, empiezan a pensar que es bueno conocer, analizar e investigar el Otro Mundo, pero con la finalidad única de llegar a eliminarlo. Paradójicamente la gente del siglo XVIII comenzó a no sentirse satisfecha con su mundo y empezaron a sentirse fascinadas y ansiosas por conocer el Otro Mundo, por vivirlo y experimentarlo. En este momento irrumpe con fuerza el movimiento llamado Romanticismo que se caracterizó por lo que se llamo The Sublimity of Passion, literalmente " la sublimidad de la pasión", es decir, la elevación extraordinaria de la pasión aplicada a cualquier campo moral o intelectual. Muchos de los artistas románticos cuyas vidas guiaba la pasión, fueron los que se sintieron decepcionados con su mundo y encontraron al otro lado de la razón un mundo más interesante en el que vivir, y más evocador para crear sus trabajos. Es en este contexto donde finalmente acaba viendo la luz la novela gótica. Según el Oxford Concise Companion to English Literature de Margaret Drabble y Jenny Stringer, la novela gótica se caracteriza por ser: historias de lo macabro, fantástico y sobrenatural, normalmente ambientadas entre castillos encantados, cementerios, ruinas, y salvajes y pintorescos paisajes.

La novela gótica se considera un fenómeno histórico que comenzó en 1764 con El castillo de Otranto: una novela gótica, de Horace Walpole, que generalmente es aceptada como la primera novela puramente gótica. Estas novelas alcanzaron la cima de su fama en la última década del siglo XVIII y en las primeras del siglo XIX, y es alrededor de 1830 cuando numerosos estudios teóricos fechan su defunción. Como se apunta en el Concise Companion to English Literature, la palabra "gótico" originalmente implicaba elementos medievales en las novelas, y esto se explica porque estas narraciones tomaban muchos elementos de los poemas épicos del medievo. Al igual que en los poemas épicos, en estas novelas se presentaba el esquema de los dos mundos antagónicos, cada uno con sus propios componentes, pero la característica que las diferenciaba de los poemas medievales era que la parte importante de la historia era la acción que ocurría en el Otro Mundo, de tal manera que cuanto más transcurriese la trama en el otro lado, más gótica se consideraba la novela. Otra similitud entre ambos es que en el regreso del héroe al hogar siempre había alguna pérdida de alguna clase.

Lo normal era alguno de estos casos:

a- El héroe no podía escapar del Otro Mundo.
b- El héroe podía escapar, pero regresaba a su mundo peor de lo que había salido de él.
c- El héroe podía escapar, pero al ver lo que le aguardaba a su regreso preferiría haberse quedado en el Otro Mundo, o bien intenta regresar al Otro Mundo.


La diferencia fundamental residía en que muchos poemas épicos albergaban un final feliz, mientras que la historia gótica tenía siempre un final aciago. Otra semejanza estaba en que era el bueno el que normalmente visitaba el mundo de los malos, aunque esto en la novela gótica en algunas ocasiones se invierte, como por ejemplo en Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley. Por otro lado, la característica fundamental de la que hacían gala las narraciones góticas y de la que carecían los poemas medievales era una ambigüedad que hacía imposible toda predicción sobre los hechos que iban a ocurrir.

Con el tiempo, estas novelas evolucionaron y fueron perdiendo sus elementos medievales para centrarse en sus componentes macabros, potenciando aun más si cabe su lado terrorífico. Pero aproximadamente a partir de 1830, cuando la novela gótica caía en la parodia, se produce otra beneficiosa evolución para el género: las historias comienzan a prescindir de todas esas piezas y localizaciones típicamente tenebrosas para centrarse en la psicología del personaje. Así, comienzan a aparecer narraciones donde lo escabroso no esta en los cementerios o en las abadías malditas, sino en la mente humana. El gran pionero de este tipo de narración fue Edgar Allan Poe, el cual merecería un estudio aparte.

Después de este breve análisis ya sabemos en que contexto histórico se desarrollo la novela gótica, cuales fueron sus características iniciales y como fueron evolucionando. También sabemos que los poemas épicos medievales fueron una influencia, pero, ¿qué otros referentes literarios tomo el genero gótico?. Teóricamente están admitidas como influencias de la novela gótica ciertos elementos de:

a- La novela del siglo XVIII, como Tom Jones o Robinson Crusoe.
b- El teatro isabelino, como el de William Shakespeare, por sus componentes fantásticos, por lo sangriento, etc.
c- Los cuentos del folklore popular: cuentos de brujas, demonios, hadas, trasgos, etc